viernes, 26 de julio de 2013

Etiquetas personales.

El gracioso, el líder, la pringada, el pelota, la mandona.... Seguro que según estás leyendo estos adjetivos, puedes visualizar a alguien que lleve esa etiqueta.

Mi amiga Laura, experta en Recursos Humanos, me contó una experiencia en un proceso de formación muy interesante. Parece demostrado que, si a ti te catalogan y llevas la etiqueta a cuestas, acabas comportándote tal y como te define dicha "pegatina".  Para demostrarlo, repartió entre el grupo de asistentes gorras con un adjetivo "bordado". Cada uno veía la "etiqueta" del resto, pero no la suya. Y el ejercicio consistía en organizar un viaje de placer en grupo. Cada vez que el "líder" hablaba, el resto escuchaba atentamente, y cuando el portador de la gorra "gracioso" lo hacía... el resto soltaba una risita sin sentido..... Obviamente, estoy llevándolo al extremo. La práctica duraba bastante rato y los perfiles se fueron definiendo poco a poco. Aunque el "pringado" aportara ideas brillantes, no se le tenían en cuenta, y si el líder opinaba, todos estudiaban la propuesta como la más válida. Al terminar el ejercicio, TODOS SABÍAN QUÉ ETIQUETA TENÍAN SIN HABERLA VISTO, pues habían deducido qué adjetivo los definía por cómo los trataba el resto. Interesante, no?


Esto se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida cotidiana: como madre/padre....vigila cómo etiquetas a tus hijos.
Y como persona, intenta autoetiquetarte de la mejor forma posible.

Tu etiqueta te precede....


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